30 de novembre 2006

El rancio cosmopolitismo

A pesar de que en catalán el vocablo pregon es sinónimo de profundo, los pregones son un género ornamental. Se suelen ventilar con una declaración, más o menos afortunada, de amor cortés a la ciudad anfitriona y listos. Algunas poblaciones (como Vilanova i la Geltrú) sólo invitan a escritores como pregoneros de fiesta mayor, pero la gran mayoría opta por deportistas locales, folklóricas en apuros, cómicos lenguaraces, actores, actrices, astros mediáticos varios o gente del famoseo. El agrio debate sobre la idoneidad de Elvira Lindo como pregonera de la Barcelona gobernada por los rescoldos del tripartito merece tres adjetivos tres: triste, trillado y, sobre todo, trivial. Habiendo temas mucho más pregons, esforzarse por combatir un pregón es una jugada absurda.

Francesc Foguet y Núria Santamaria son profesores de la Universitat Autònoma de Barcelona. Entre otras actividades, el curso pasado coordinaron las II Jornades de Debat sobre el Repertori Teatral Català, centradas esta vez en los dramaturgos de los años setenta. Cuando preparaban el proyecto, solicitaron una de las ayudas económicas que otorga el Ministerio de Educación y Ciencia a eventos de este tipo. Se lo denegaron. Ahora han recibido el informe justificativo de la decisión ministerial. Leamos: "La propuesta tiene como objeto la realización de unas jornadas sobre la historia de la escena teatral española en los años setenta. El interés científico viene dado por el tema y por ser un intento de acercamiento entre investigadores y profesionales de las artes escénicas. Sin embargo, tanto los organizadores como los ponentes están todos circunscritos al ámbito catalán, lo cual va en detrimento del interés del tema mismo y del atractivo de una iniciativa que se propone conectar universidad y sociedad". Vaya por Dios. Ahora resulta que universidad y sociedad son palabras mayores, que requieren de lenguas mayores para conectarse debidamente. En cuanto a los coordinadores, el informe nos informa de que "sus publicaciones son de marcado carácter local, lo cual es en cierto modo muy lógico y razonable dada su área de conocimiento, Filología Catalana". He aquí la idea más interesante. Lo catalán es local. Lo español, universal. Foguet y Santamaría explican que no es la primera vez que les deniegan las ayudas ministeriales con este argumento. Cuando en el año 2005 organizaron unas jornadas sobre el escritor Ramon Vinyes, tan amado por García Márquez, en colaboración con la Universidad del Norte de Barranquilla (Colombia), en el informe se justificaba el no porque se trataba de "un oscuro escritor catalán". Supongo que, en esa ocasión, el cambio de local por oscuro lo inspiró la conexión colombiana.

No hace falta ser un Einstein para darse cuenta de que boicotear a una pregonera en Barcelona por razones lingüísticas provocará una corriente de simpatía hacia ella. En cambio, hace falta ser todo un Eisenstein para apreciar los claroscuros del rancio cosmopolitismo que destilan quienes dicen ser no nacionalistas desde un paradigma nacional español irrenunciable. Si el señor Hereu se mantiene como alcalde por la Mercè del 2007 y quiere lucirse en el próximo pregón, le sugiero que se lo proponga a Victoria Prego, otra gran dama cosmopolita. A ver si le echa el resto.

Màrius Serra
La Vanguardia, 26-09-2006

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